En el caso colombiano, se tiene bastante experiencia Constitucional histórica y reciente. La Constitución de 1991 es el ejemplo más reciente no solo por su vigencia, también por su experiencia democrática. La séptima papeleta fue la forma de convocar al Pueblo de Colombia para iniciar esa transformación. Es un caso exitoso de transformación política, que garantizó las transformaciones institucionales en la misma Constitución con diferentes mecanismos.
En la actualidad, nada hace pensar que sea necesaria una nueva constitución en Colombia, pero hay situaciones que desbordan el ámbito nacional y que dificultan tanto la organización del Estado como la gobernabilidad; esas situaciones problemáticas se encuentran en ámbito internacional. La falta de organización en Latinoamérica demuestra que muchos problemas actuales solo se resolverán por la vía democrática, convocando una Asamblea Constituyente que institucionalice el Estado Latinoamericano.
Los expertos en temas constitucionales en Latinoamérica han estado dedicados a temas nacionales, y por ese motivo, se puede decir que, la inexperiencia constituyente internacional ha retardado la institucionalización del Estado Latinoamericano, y la actual coyuntura política internacional, requiere de líderes con capacidad de convocar el Poder Constituyente Latinoamericano.
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