Frente a ella apareció una pequeña perra de pelo corto, grueso y ondulado, la miraba fijamente y parecía sonreír, fue tan intensa la mirada que pensó que estaba durmiendo y soñando, pero el suave viento que movía su cabello y que acariciaba su piel le demostraban que estaba despierta. Se pregunto porque esa perra la miraba así, ni siquiera la conocía. Trato de fingir que no la miraba, pero ella seguía mirándola. Así duraron unos minutos hasta que llegó otra perra, esa perra no se interesó por ella e insistía en que la primera perra jugará con ella, pero no le ponía atención.
La primera perra le seguía sonriendo, mientras que la segunda perra hacía extraños gruñidos, extraños ladridos sus movimientos eran de perra, pero eran extraños. Incluso pensó que podía ser una perra de otro país que gruñía y ladraba diferente. La segunda perra seguía insistiendo que quería jugar. Unos minutos después se dió cuenta que la segunda perra era diferente, tenía una extraña cola y también tenía algunos movimientos que no era de perra. En ese momento alguien gritó Lulu y la primera perra giro la cabeza y miró quién la llamaba, y tuvo que irse. Y Milu, la segunda perra, corrió detrás de Lulu. No lo podía creer esa perra tenía cuerpo de gato.
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