Como Akira debía tocar una pequeña pieza musical con el instrumento que hiciera, Rosmira (el nombre artístico de la vecina) decidió ayudarle a hacer una marimba con unas guaduas. Después de presentar la tarea, Akira siguió visitando a Rosmery, le gustó como cantaba y también como tocaba el acordeón, con ella aprendió bastante de música y la acompañaba los fines de semana a las fiestas tocando la guacharaca.
Con el dinero que le paga Rosmira, ahorro para comprar un saxofón y con otros compañeros del colegio conformaron un grupo de jazz. Como muy pocas veces se escuchaba jazz en el pueblo, el Alcalde los contrataba cuando hacía reuniones en recintos cerrados que requerían acompañamiento de música instrumental.
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