No era la primera vez que Elsa viajaba a Fusagasugá de paseo, tampoco eran muchas las veces que había podido viajar de paseo en su vida. A Fusagasugá, solo había viajado un par de veces, y era a tercera vez que había sido invitada por Fanny. Fanny, se había pensionado un par de años atrás, con bastante comodidad económica, después de más de treinta años de trabajo. Elsa tenía una amistad de muchos años con Fanny, habían compartido muchas historias de sus vidas, y aunque sus vidas tenían mucho en común, tenían dos historias muy distintas. Elsa había estudiado muy poco; su vida la había dedicado al cuidado de sus padres hasta cuando tuvo su primer hijo. Fueron cuatro hijos, que junto con él papá de los hijos se convirtieron en una gran carga de trabajo no pagado, que prácticamente se habían llevado toda su vida y sus esperanzas de cambiar de vida.
A diferencia, de las dos primeras veces que Elsa viajó a Fusagasugá, Fanny la invitó a conocer Arbeláez y visitar una compañera de trabajo que vivía en un Centro de Cuidado de Adultos Mayores, prácticamente olvidada por la familia. Viviana tenía mucho más tiempo de pensionada, pero una enfermedad crónica le dificultaba vivir sola. Viviana vivía con otros veintitrés adultos mayores, la mayoría mujeres y de más de ochenta años. Muy pocas eran pensionadas y dependía de las familias para el pago del cuidado en el Centro. El Centro fue construido en una finca, donde se podía divisar: Chinauta y las montañas que rodean el sur y occidente de la Región del Sumapaz.
En el Centro se vivía con muchas carencias, aunque era un sitio agradable, la atención de cuidado era precaria porque los Centros de Salud estaban muy alejados, y no recibían atención médica oportuna, eso hacía que cada vez que alguna asistía al médico la dejaban hospitalizada.
La enfermera, que estaba a cargo del cuidado, también tenía una situación laboral muy precaria, estaba saturada de responsabilidades de atención que no lograba cumplir como correspondía; adicional en Arbeláez no existía Secretaría de Salud, y ni siquiera había un médico en la Oficina de Salud, solo diez funcionarios que trataban de atender los problemas de salud de trece mil habitantes.
Cualquiera que hubiera visto esas mujeres, hubiera dicho que eran mujeres derrotadas por los años. Visitar ese lugar afectó mucho a Elsa; no comprendía, como en un lugar con tantas comodidades habían mujeres tan tristes. Fanny había planeado estar toda la tarde visitando a Viviana. Durante un buen rato Elsa solo escuchaba la conversación entre Fanny y Viviana, pero después de un tiempo era Elsa quien hablaba y poco a poco se fueron reuniendo todas a escuchar a Elsa.
La conversación con sus amigas era la única forma que había encontrado Elsa para sobrellevar su aburrida vida, prácticamente se había convertido en esclava de sus hijos, nueras y nietos haciendo muchos oficios que nunca tenían como pagar porque tampoco les alcanzaba el dinero para los gastos.
Después de una hora de hablar con ellas, casi todas no podían contener la risa de todas las cosas que les contaba, hasta hizo bailar a las que no les gustaba bailar; así pasaron toda la tarde. Todas se olvidaron de Fanny, también Viviana. Cuando llegó la hora de irse, algunas abuelas llamaron aparte a Elsa solicitándole algunos favores: como hacer algunas llamadas sin que se enterara la enfermera, enviar algunas correspondencias, encargar algunas compras y convencerla de que volviera todo un día a visitarlas, algunas le dieron dinero para ella y los gastos de transporte.
Elsa no había planeado estar muchos días, unos días mas no afectaban su vida. Fanny también quedo sorprendida de como las abuelas querían a Elsa.
El lunes Elsa hizo todas las cosas que le habían encargado y el martes fue a visitarlas. Ese día la convencieron de quedarse otros ocho días. Nunca había tenido unas vacaciones y la estaba pasando muy bien con las abuelas y había logrado lo que no había logrado en toda su vida que le pagaran por trabajar.
Fueron ocho días que mantuvo muy ocupada. En Bogotá, la familia de Elsa estaba desesperada, no tenían quien hiciera todas las cosas que hacía Elsa. El ultimo día, las abuelas convencieron a Elsa de quedarse un mes; Elsa dijo que si, para ella eran unas vacaciones bien merecidas.
Al mes varios miembros de su familia estaban molestos con Elsa, y no le querían hablar con ella, consideraban que era una irresponsable. En algunas de las discusiones telefónicas terminaron mandándose al carajo mutuamente. A final de mes, las abuelas habían convencido a Elsa de quedarse a vivir en Fusagasugá; y algunas convencieron a los familiares de pagar lo que requería Elsa.
Fanny que vivía sola, la convenció de que viviera con ella. Desde entonces, Elsa mantiene muy activa, está terminando el bachillerato y quiere estudiar trabajo social. Al final, Elsa terminó diciendo que había sido una tonta, por estar detrás del culo de sus hijos, y que si la querían, que la visitaran.
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