Akane era una japonesa que había llegado a la provincia del Sumapaz. Era experta en hacer caligrafías con tinta china. Vivió en Fusagasugá, en Pasca, en Venecia y en Silvania, pero cuando conoció Tibacuy decidió que era el lugar donde quería vivir. Todos los días caminaba hasta el mirador y contemplaba Fusagasugá y las montañas del Sumapaz.
Fue citada a audiencia pública por la jueza del pueblo, tras haber recibido una demanda por derechos de autor. El día de la audiencia la jueza Carolina ordenó a la secretaria iniciar con el protocolo de audiencias. La demanda fue interpuesta por un lector de las obras de Esperanza Grisales, que encontró un poema de Akane dedicado una de sus amantes y que estaba en la obra de Esperanza Grisales. En la audiencia se supo que Esperanza Grisales era el seudónimo de Akane.
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