martes, 17 de marzo de 2020

El cuento del concurso (cuento) 003 2019

Los escritores son personas muy ocupadas y mucho más cuando están estudiando. Así vivía nuestra escritora. Su habitación se había ido llenando de libros y cada día eran muchos más los que entraban en la lista de pendientes por leer.

Afortunadamente, su habitación era muy grande y no era necesario tener otra habitación acondicionada como biblioteca. Los libros pendientes por leer ya casi llegaban a cien. Lo más complicado era cuando terminaba de leer un libro, pues ella se enfrentaba a un gran problema: ¿Cuál leer? Cuando llegaba ese momento inventa algún juego de azar, en donde cada libro debía luchar para ser leído.

Si la falta de tiempo para leer era un problema para nuestra escritora, la lectura se complicaba más cuando en la universidad los profesores la mandaban a leer tantos libros que ni siquiera dos morrales eran suficientes para llevarlos a casa. Lo último que le ocurrió, fue que se enteró que solo disponía de cuatro días para participar en el concurso de cuento que había organizado la universidad, pero no había escrito el cuento.

Con esta noticia todo se complicó, Eran demasiadas cosas por hacer ¿Por dónde empezar? Renunciar a los deberes de estudio no era una opción, era el último semestre, ni perderlo ni aplazarlo se podía en ese momento, pues solo le faltaba el año de prácticas y terminaba. Lo único que pudo hacer fue suspender sus lecturas preferidas por esos días mientras pasaba la tormenta. A lo que no renunciaría en ese momento era a la rutina que tenía desde hacía un par de meses con un compañero de clase, igual de atareado con sus actividades de estudio, a quien visitaba en las tardes y que trataba de evitar que ella lo distrajera. Pero ella tenía sus trucos para sacarlo de su rutina, llegaba siempre en falda, frente a él se soltaba su cabello, desapuntaba los botones de su blusa, se quitaba sus bragas, se las tiraba en sus manos y durante horas hacían el amor.

Cuando regresaba a casa, llegaba relajada y hacia las actividades que debía entregar al siguiente día. Las últimas horas de esas noches las dedico a tratar de escribir el cuento para el concurso. Se desnudaba, se acostaba en su cama y miraba las estrellas que había pintado en el techo. 

Fueron tres noches antes de la llegada del último día para entregar el cuento, escribía, borraba, volvía a escribir y volvía a borrar, hasta que las hojas de tanto escribir y borrar se rompían, y terminaban en la caneca de la basura. En la última noche logro terminarlo. Al día siguiente lo entrego y volvió muy feliz a casa pues su sueño se había cumplido, participar en el concurso de cuento.

Sígueme en: 
📌 Inspired: https://getinkspired.com/es/u/jaime_g_arte/

🔀 Redes sociales: https://linktr.ee/jaime_g.arte

No hay comentarios:

Publicar un comentario