El municipio del Molino es un pueblo turístico cercano a la capital del país. Hay vive doña Sonia con su hija. Cuando su padre le regalo un dinero, no pensó que pudiera perderlo tan fácilmente. Nunca había tenido más de dos salarios mínimos en su cuenta de ahorros y se sintió muy feliz, porque lograría cumplir uno de sus sueños, dejar de pagar arriendo y vivir en una casa propia.
El municipio había crecido mucho y tenía más de cuatrocientos mil habitantes. Existían muchos proyectos de vivienda y el que más le gusto fue un proyecto de apartamentos llamado Tibirita. Al llegar a la sala de ventas de la constructora les presentaron una maqueta del edificio de apartamentos, era una torre veinte pisos, la mayoría de los apartamentos tenían tres alcobas, dos baños, sala-comedor, cocina y un pequeño patio. Las llevaron hasta el lote donde se construirían los apartamentos. El lote se encontraba ubicado en un barrio que se había construido a través de la venta de lotes, en donde cada dueño construyo como quiso. En los últimos años se estaban tumbando las casas para construir edificios de apartamentos. Ellas conocían el barrio y consideraron que era un buen lugar para vivir.
Se decidieron por uno de los apartamentos de los pisos más altos, porque querían disfrutar el ver los amaneceres y atardeceres. Los encargados de la venta de los apartamentos les dijeron que en dos años estarían construidos los apartamentos. Que podían separar el apartamento con cinco millones y durante un año pagar cuotas mensuales hasta completar el treinta por ciento del valor del apartamento, que era la cuota inicial.
Se dio cuenta que el proyecto de vivienda se ajustaba a su presupuesto, así que decidió separar el apartamento y unos días después pago a la fiduciaria toda la cuota inicial para evitar gastarse el dinero en otras cosas. Pasaron seis meses y la construcción no iniciaba, fue averiguar qué pasaba y le dijeron que muy pronto iniciarían las obras, que faltaba que se vendieran unos apartamentos y se iniciaba la obra. Pasaron otros seis meses y por fin iniciaron las obras. La construcción fue muy lenta, parecía que la estaba construyendo una sola persona. Cuando se cumplieron dos años dijeron que las obras iban retrasadas por culpa del banco porque no habían hecho los desembolsos del préstamo para continuar con la construcción.
Doña Sonia dice que no sabe que paso con su dinero. Han pasado varios años, despues del día en que debia ser entregdo el apartamento, en el lote solo esta parte del esqueleto de columnas y vigas de los primeros pisos del edificio. El local de la oficina de ventas se encuentra desocupado, no se sabe nada de los constructores y ya son varios los estantes con los documentos de las demandas. Solo le queda de recuerdo un catálogo que le dio la constructora con imágenes de cómo iba ser el edificio y los apartamentos.
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