Ese día en la sede administrativa de la Universidad del Tolima en Ibagué inició con un pequeño trasteo en una de las oficinas. Le había sido asignada de manera provisional esa oficina a la maestría de ciencias biológicas. Encargaron a una de las profesoras del programa para que organizará el lugar y que tuviera listo todo a mediodía cuando llegaran las cosas que requería la oficina.
Aunque la oficina era bastante grande, no parecía que fuera muy complicado organizar el lugar. La profesora muy entusiasmada le pido ayuda a su hija. Su hija fue con un amigo de la universidad.
El problema inicio cuando en un pequeño cuarto de la oficina encontraron el cuarto lleno de cajas que no habían llevado los anteriores ocupantes del lugar.
Averiguaron, y quiénes estaban antes dijeron que no sabían de quién eran esas cajas, habían estado ahí siempre, mientras ellos estuvieron ahí.
Organizaron a la oficina, después le encargaron también organizar el pequeño cuarto que requerían. La administración autorizó que revisaran las cajas y según los informes que tenía no eran cosas que tuvieran importancia, eran cosas que se habían acumulado con el paso del tiempo y del trabajo, y que se guardaban porque no sabían que hacer con ellas por trámites administrativos.
La profesora sin saber cómo resultó responsable, le correspondió decidir que hacer con esas cosas y comprometió a su hija y al amigo de su hija para que le ayudarán.
Revisaron las primeras cajas y encontraron muchas cosas de aseo personal, maquillaje, ropa, cuadernos, algunos libros, lápices, esferos, hojas, sueltas, etc. En resumen, cosas que usan los estudiantes a diario y que habían perdido o abandono.
En un primer momento la profesora decidió separar las cosas en tres grupos ropa, útiles de estudiantes (sin incluir documentos, cuadernos ni libros ese sería el tercer grupo).
Se demoraron un dia en separar las cosas así. Organizaron los dos primeros grupos en cajas marcadas y los enviaron a la administración para decidieran que hacer con esas cosas.
El último grupo les exigió bastante tiempo, demoraron casi dos semanas seleccionando y organizando los documentos, cuadernos y libros.
En esos días Kevin, el amigo de la hija de la profesora, que era estudiante de historia de la universidad le gustó bastante un diario de campo que se encontraba entre los cuadernos, lo que más le gustó del diario campo eran los comentarios que hacía la estudiante de las cosas que decían o hacían sus compañeros y profesores.
Revisando con mayor detalle el diario, Kevin encontró cosas que eran bastante importantes y que estaban relacionadas con el tema principal que él investigaba: políticas públicas del departamento del Tolima.
El diario era de una estudiante de enfermería que en el año 2013 había asistido al curso de antropología y había tenido que hacer una actividad de campo en un centro médico de Ibagué. Esa actividad en el diario no había ocupado sino veinte hojas de un pequeño libro contable con hojas numeradas.
Ella había continuado escribiendo sobre lo que ocurrió durante los cursos a que asistió en el siguiente semestre, pero habían quedado algunas hojas sin escribir.
No parecía que hubiera concluido el diario porque los últimos apuntes indicaban que no había terminado el semestre y era bastante probable que lo hubiera perdido, lo cual pudo confirmar un año después de una entrevista que le hizo en el hospital de Fresno al sur del Tolima, donde trabajaba como enfermera jefe y donde hizo la devolución oficial del diario a su dueña.
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